Ir a un taller de risotto tiene muchas ventajas, la primera: que ya sé escribir «Risotto». No veáis que problemas me dio, rissotto, rissoto,…. casi tantos como pillar lo del fuera de juego del «furgol».Y es que el futbol, ese deporte tan sencillo que consiste en llevar una bola de un lado a otro del campo, ¿qué necesidad tenían de complicarlo con chorradas? Me acuerdo de un día en el estadio con un buen amigo y su abuela. En un momento de cabreo la abuela grita: «pero sube hombre sube!!!!», a lo que el nieto contesta: «es baja abuela, lo que tiene es que bajar…» y me mira a mi y se sonríe, así en plan «le cuesta pillarlo…» Yo sonrío así de medio lado en plan «claro pobre….» mientras ruego a Dios que no me toque a mi decir si lo que hacen los de mi equipo es subir o bajar…. Os juro que desde el público las dos mitades del campo se veían a la misma altura!!!!
En fin que me pierdo, que yo una vez fui a un taller de risotto con una profe italiana llamada Anna Mayer, de la que ya os hablé en este post de spaguetti al pesto, que por cierto me hizo ganar un premio (ahí queda eso!!). Ya había probado el risotto en alguna ocasión, casi siempre con muy buen resultado (curiosamente el peor risotto de mi vida lo comí en Italia, pero Anna me dijo que la culpa había sido mía, por haber pedido risotto en Sienna, que según parece equivale a pedir paella en Galicia o lacón con grelos en Sevilla), el caso es que nunca me había atrevido con él, y me apunté a este taller de Anna con los ojos cerrados. Me pasó lo mismo que con el de pasta, todo un auténtico éxito.
Así que, decidida a repetir experiencia en casa me animé con uno muy básico fruto de dos ingredientes sencillos que no me costó nada conseguir: puerros y gambas. Os cuento el resultado del experimento:
– Mi madre no lo probó porque estaba mala del estómago. Tendré que repetirlo para ella.
– Mi hermana estaba a dieta y pidió que le pusiese solo una cucharadita. Lo probó y dijo que estaba absolutamente exquisito, y de la que se levantó a llevar al baño a mi sobrino se fue rajando sobre las injusticias de las dietas.
– Mi cuñado, que aseguraba que él solo quería cenar un yogur, tripitió.
– Mi padre, el más sensato de todos, cuando entró en la cocina y me pilló mantecando el risotto desapareció para volver a entrar pertrechado con una botella de un buen vino porque, según él, el tema prometía. Le encantó el arroz aunque según él debería de tener más tropezones. No le sirvió la explicación de que un risotto no debía de estar muy cargado, aún hoy sigue diciendo que tengo que repetirlo con más tropezones. Él solo repitió porque ya de entrada le puse bastante.
– A mi….. teniendo en cuenta que usé agua en vez de caldo y gambas congeladas no tenía demasiadas esperanzas puestas en el plato, y ahora me pregunto: bufff esto con ingredientes frescos y caldo casero tiene que ser de estrella michelín!!!
Que sí, que incluso con agua y gambas congeladas es un plato de «quedar-que-lo-flipas».
Pasen y vean señores… Me lo quitan de las manos!!!
- 300 grs. de arroz arborio.
- 0.9l de caldo vegetal (yo no tenía y usé agua).
- 4 puerros (solo la parte blanca)
- 500 grs. de gambas peladas congeladas.
- 1/2 cebolla
- un diente de ajo
- 25 grs. de mantequilla sin sal.
- 50 grs. de queso parmigiano rallado.
- sal
Limpiamos bien los puerros, les sacamos la parte verde y los cortamos en rodajas finas. Pelamos y cortamos la cebolla en trocitos pequeños. Pelamos y cortamos el diente de ajo en rodajas muy finas sacándole el germen del medio.
Sofreímos toda la verdura en una sartén a fuego medio-bajo (6 de 9 en mi vitro) con un chorro de aceite de oliva suave.
Mientras calentamos el caldo o agua que vamos a usar para el risotto.
Cuando la cebolla y el puerro estén transparentes añadimos las gambas y pasamos hasta que hayan cogido color blanco y se hayan achicado.
Es el momento de añadir el arroz y sofreírtodo junto un par de minutos a fuego un poco más bajo (5 de 9).
Entonces empezamos a añadir el caldo caliente al arroz. Yo suelo hacerlo con un cazo. La primera vez que le añado líquido a la sartén pongo dos cazos.
Remuevo sin parar hasta que se me convierta en crema y entonces añado otro cazo más. Así vais haciendo hasta que al probar el arroz veais que está en su punto, procurad estar removiendo continuamente.
Añadís la sal (cuidado que el queso parmigiano lo deja un punto más saladito), retiráis del fuego y añadís la mantequilla.
Con la misma cuchara dais vueltas hasta que la mantequilla se integre completamente con el arroz, en un proceso que se conoce como «mantecar» el risotto (bastante más sencillo de pillar que el fuera de juego, no me digáis).
Repetimos el proceso con el queso parmigiano, y una vez que esté bien integrado servimos el risotto inmediatamente, calentito.
Sí, inmediatamente y calentito. El risotto no debe de esperar por sus comensales, sino más bien lo contrario. Por eso a mi me gusta guardármelo para preparárselo a alguien con el/la que tengo suficiente confianza para charlar mientras cocino….
Bueno, vais a probar y contarme, ¿verdad?
Sed buenos lechones…. Tito al moro!!!
Te ha quedado con un aspecto estupendo, me encanta el risotto y con el puerro y las gambas, tiene que ser todo sabor, para disfrutar. Un abrazo, Clara.
me encanta el risoto
http://senoritamandarina.blogspot.com/
Qué rico!! este finde lo hacemos, en casa a todos el arroz así nos chifla.
un abrazo
jajajaja yo la mayor parte de las veces lo escribo mal, pero qué más de cuándo el plato es tan espectacular como esta. Biquiños linda¡
Te ha quedado estupendo! muy cremoso! me encanta en todas sus variedades…y yo a dieta…es que no hay derecho!
besiños
Yo me hubiera sentado al lado de tu hermana y hubiera llevado al baño al niño yo misma pero estoy segura que como no tengo fuerza de voluntad, a la vuelta , me huebiera comido mi plato…ja,ja.
Me encanta este plato, nunca lo he tomado con puerro y gambas pero promete.
Ya me imagino lo que has disfrutado en ese cursillo…
Un abrazo,
María José.
Por cierto, yo sigo sin entender lo de "fuera de juego".
Como me considero de esas personas con las que tienes suficiente confianza para hablar mientras cocinas, creo que la pròxima repetición de esta receta con el caldo y las gambas ricas no me la pierdo. Yo pongo el vino.
Bikos!!
Y si la próxima vez te animas y lo haces con unas setitas. jajaja
El punto del arroz me parece perfecto y no dudo en eso de que tendrás que repetirlo.
Te eché de menos el domingo pasado.
Besos
Yo no tendría problema en tripetir, me encanta el risotto.
Bicos.
Me encanta Laura, lo has hecho de libro, y es cierto, la dieta es muy injusta y más ante platos soberbios!
Tu madre no se lo puede perder!!
Un saludo.
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios.
Martiña, a ti te invito a risotto todas las veces que quieras… Tanta confianza tengo que hasta te puedo dejar a ti dando vueltas, que se te da de miedo 😉
Morena del norte 😉 Si tu y yo quedamos la palabra dieta no puede estar presente….. para una vez al año 😉
Conchi… en cuanto tenga unas setas mínimamente decentes te aseguro que lo prepararé. Me quedó pena de no poder ir el domingo pero tenía competición!! La próxima 😉
Gracias a todos!!!
Lau.