Mirad que me gustan muchas cosas de comer, pero con el arroz es enfermedad el tema.
Me gusta en todas sus versiones, salado y dulce (el arroz con leche es uno de mis postres favoritos), que si arroz en blanco sin más, arroz a banda, arroz en paella, arroz caldoso, cremoso, risotto…. vamos que soy como el de Forrest Gump con las gambas, pero con arroz.
Así hace algún tiempo, cuando Anna Mayer, de Panepanna organizó un taller de risotto en Vigo no quise perdérmelo.
Además de pasármelo pipa y degustar varios risottos deliciosos aprendí un montón.
Desde aquel día ya he preparado varios risottos en casa, siempre con un montón de éxito, pero nunca había encontrado tiempo para fotografiar y publicarlos aquí.
Una de las ventajas de una mañana tranquila de sábado es esa, la de cocina con calma y con tiempo para poder hacer fotos y compartir con vosotros la receta.
A pesar de mi fascinación por el risotto reconozco que solo lo preparo para los de casa o para algún invitado al que le guste mucho y con el que tenga especial confianza. El motivo es sencillo de entender, el risotto hay que prepararlo y comerlo inmediatamente, no vale tenerlo ya «de antes». Por lo que no es muy práctico cuando tenemos invitados a los que atender.
Solo si el amor del invitado es igual o mayor que el tuyo por este tipo de plato te perdonará que te pases los 20 minutos desde que llega hasta que le sirves la cena en la cocina sin dirigirle la palabra.
Otra cosa que quiero que tengáis en cuenta es el tema del queso. Generalmente en los risotto, el arroz se termina mantecando con mantequilla y después añadiendo parmigiano rallado. Pero el queso puede no ir o no gustaros con todos los tipos de risotto…. Yo en este caso no quería sacarle protagonismo al sabor de langostino y calamares y no se lo añadí, me pareció que sobraba. Eso será a vuestro gusto…..
Otra cosa, se podría perfectamente añadir un poquito de vino blanco cuando añadís el tomate rallado al sofrito y dejar evaporar de la que rehogamos. Yo tuve que hacer la versión abstemia por motivos personales, pero siempre a vuestro gusto.
No me enrollo más, espero que disfrutéis la receta, estaba de escándalo…. No soy capaz de controlarme con este tipo de platos y siempre como más de lo que debería…. Ay de la operación bikini 😉

Ingredientes (2 personas):

  • 1 puerro.
  • 2 zanahorias.
  • 250 grs. de langostinos.
  • 2 calamares.
  • una cebolleta.
  • un diente de ajo.
  • un tomate maduro.
  • media cucharadita de pimentón.
  • 200 grs. de arroz arborio.
  • Aove y sal.
  • una cucharadita de mantequilla.
Preparación:
Lo primero será hacer el caldo para el risotto y tenerlo preparado para cuando empecemos con el arroz.
Para ella pelaremos y sacaremos las cabezas a los langostinos. Reservamos pieles y cabezas por un lado y cuerpos por otro.
Lavamos y cortamos el puerro en rodajas finas.
Pelamos y cortamos las zanahorias en rodajas finas.
En el fondo de una olla para hacer caldo ponemos 3 cucharadas de aceite de oliva virgen extra.

Calentamos a fuego medio (5 de 9). Cuando coja temperatura rehogamos los puerros con las zanahorias y las cabezas y pieles de los langostinos.

Nos ayudamos con una cuchara de madera para aplastar bien el mondongo y que las cabezas suelten todo el sabor.
Cuando el puerro y las cabezas tengan color añadimos abundante agua, sal y subimos un poco el fuego hasta que empiece a hervir, bajamos para que siga hirviendo pero suave y tapamos la olla parcialmente.
Dejamos hervir unos 30 minutos.
Cuando el caldo esté listo bajamos el fuego al mínimo para que permanezca caliente para el risotto pero sin hervir.
Pelamos cortamos el ajo muy finamente. Calentamos 3 cucharadas de aceite de oliva virgen extra en una olla baja o sartén en la que vayamos a preparar el risotto.
Cuando coja temperatura (fuego medio, 5 de 9) echamos el ajo. Limpiamos y cortamos los calamares al gusto.
Después de que el ajo lleve un par de minutos al fuego echamos los calamares y rehogamos durante 3 minutos más.
Añadimos la cebolla pelada y picada en trocitos. Rehogamos.
Cuando la cebolla se ponga transparente añadimos el tomate que habremos rallado para no echar la piel.

 

Rehogamos otro par de minutos, seguimos a fuego medio bajo.
Cuando el tomate empiece a espesar, apartamos la olla del fuego y echamos la media cucharadita de pimentón dulce, incorporamos bien con la cuchara de madera.
Volvemos la olla al fuego y añadimos el arroz. Rehogamos un minuto con el sofrito.

 

Es el momento de empezar a añadir el caldo caliente.
La primera vez añadimos dos cazos (cucharones) y empezamos a mover bien con la cuchara de madera. Ya lo siento pero el risotto se trata de mover y mover.
Cuando veáis que el caldo está prácticamente absorbido echáis uno más, ahora de uno en uno, y así hasta que el arroz esté listo.
Dependiendo del tipo de arroz que uséis así tardará más o menos tiempo, el arborio especial risotto que uso yo tarda entre 15 y 20 minutos en estar listo. Y para saber cuando está lo voy probando, a partir de los 10 minutos majos, que ya os veo poniéndoos tibios y echándome la culpa…..
Más o menos a los 10 minutos de cocción y siempre sin dejar de remover añadimos los cuerpos de los langostinos que teníamos reservados.
En el momento que vayáis probando el risotto para ver si está catad también la sal para saber si tenéis que añadir algo más.
Cuando el arroz esté en el punto que más os guste, dejad que se consuma casi por completo el caldo que ya tiene y no añadáis más.
Retirad la olla del fuego y añadid una cucharadita de mantequilla.
Removed bien con la cuchara y estará listo el arroz para servir.
Servimos en platos y degustamos con ganas.
Para maridar yo me iría a un vino blanco o siempre podéis recurrir al Lambrusco e italianizar más el menú.
Poco más, espero que os animéis con la receta, de verdad os digo que merece la pena, está de coña. Ya me contaréis.
Recordad que hay que andar que también anda el Alsa…….
Tito al moro!!

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