Que me perdonen los italianos hoy, que me he metido en su terreno.
El otro día me apetecía pasta, a rabiar…. así que me pareció una idea buenísima probar con una arrabiata. Eso sí, al costillo le vendí si le parecía bien, ya que él ese día tenía una carrera, que comiesemos pasta para que él recuperase energía…..
Qué bien vendí el favor, el recuperó energía y yo la añadí a la que no había gastado, que por lo visto me estoy preparando para aguantar el invierno, acumulando calorías, azúcares grasas y todas esas cosas que traen contenta a la OMS.
Investigué sobre esta salsa picante, de ahí su nombre, y vi que los dos ingredientes fundamentales eran el tomate, el ajo y el peperoncino, que por supuesto yo no tenía, así que sustituí por cayenas. También hay recetas en las que dicen que para la elaboración de esta salsa se usa vino blanco. Como no quedaba muy claro yo pasé del vino.
Por otro lado le puse cebolla, que sé que no lleva, pero la vi allí, en la cestita de las verduras y me pareció que quería formar parte del plato.
Os diré que cuando le estaba poniendo las cayenas, decidí que dos eran pocas, y le puse 4. Estaba arrabiata arrabiata……. o como diríamos aquí; arrabiata de carallo. Mejor ponedle dos.

No me lío más, disfrutadlo, yo estoy viendo las fotos y relamiendome los bigotes…..


Ingredientes (3 personas, 4 si ponemos entrante):

  • 1 kg. de tomates o dos latas grandes de tomates pelados.
  • 2 dientes de ajo.
  • 2 guindillas cayena.
  • pimienta negra, tomillo y orégano.
  • 350 grs. de fusilli, si preferís otra pasta más a vuestro gusto sin problema.
  • una cebolla, esta se la puse de mi cuenta, la receta original no lleva.
  • Aceite de oliva virgen extra.
  • Queso pecorino o el que logréis encontrar (grana padano, parmigiano…)
Preparación.
Ponemos en una cazuela un chorro de aceite de oliva virgen extra para cubrir el fondo.
Pelamos los dientes de ajo y los cortamos todo lo finos que podáis. Los ponemos a fuego muy bajo (3 de 9).
Pelamos y picamos la cebolla del tamaño que más rabia os de (total la receta original no la lleva), añadimos a la cazuela y seguimos a fuego bajo.
Troceamos las guindillas en 3 trozos cada una, aprovechamos para vaciarles las semillas y lo ponemos también en la cazuela.

Si ponéis tomates naturales los podéis pelar y quitarles la parte dura de arriba. Los partís en cuatro.
Si ponéis tomates de lata, abrís las latas (sí, fundamental para que reduzca bien lo de abrir las latas), escurrís el jugo, quitáis también la parte dura (ya que vienen en latas no sé porque las conserveras de tomate no hacen ellas eso…) y los echáis enteros. Los troceáis con la propia pala o cuchara de madera con la que esteis haciendo la salsa.

Sal pimentamos y ponemos las hierbas que más nos gusten (me refiero a orégano, tomillo, y demás familia, que ya veo venir vuestros comentarios).

Dejamos reducir a fuego bajo hasta que la salsa espese. En unos 30, 40 minutos debería de estar lista.
Rallamos el queso y lo dejamos listo, la cantidad es al gusto, yo aquí me desquité bien que el queso y yo nos llevamos a las mil maravillas.
Cocemos la pasta en abundante agua con sal el tiempo que indica el fabricante. 
Escurrimos y servimos en los platos. Echamos la salsa por encima y el queso rallado.
Solo queda disfrutar.
Que paséis un buen fin de semana y recordad que hay que andar, que también anda el Alsa…..
Tito al moro!!!!

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