Es lo que tienen las huelgas… que uno se encuentra un día de semana cualquiera con tiempo para hacer algo especial…. y que mejor que estas almejas que le habían regalado a mi madre el día anterior para preparar un plato tipiquisimo en mi tierra: las almejas a la marinera.
Por supuesto las he preparado como gustan en casa, y por eso les he añadido la coletilla «a mi estilo» porque en cada sitio las preparan distinto.
Lo que sí es muy típico ponerles es perejil cortado pequeñito (al sofrito de cebolla) pero en mi casa somos enemigos del perejil…. así que va sin verde.

No me enrollo más y me pongo al tema.

Ingredientes (4 personas):

– 3 cebollas grandes.
– 1 kilo y medio de almejas.
– 2 pimientos rojos grandes.
– 2 dientes de ajo.
– 1 y 1/2 cucharadas de pan rallado.
– 3/4 vaso de vino blanco tipo albariño.
– aceite de oliva suave 0,4º.
– agua y sal gorda para tener las almejas a remojo.

Lo primero es poner las almejas a remojo en una tina con agua y abundante sal gorda. Si las vamos a hacer para el mediodía las ponemos en agua con sal desde primera hora de la mañana.


Ponemos una olla amplia a fuego medio fuerte (7 de 9 en mi vitro) y cubrimos generosamente el fondo con aceite de oliva suave 0,4º. Cuando el aceite haya cogido temperatura añadimos la cebolla y los dientes de ajo picados muy finos (si quereis ponerle perejil lo picais muy finito y lo añadis con la cebolla y el ajo) y bajamos a fuego medio (5 de 9).


Añadimos el pimiento rojo cortado muy pequeñito.

Y pochamos hasta que la cebolla esté transparente y el pimiento tierno.

Añadimos 3/4 de vaso (de los de nocilla) de vino blanco Albariño.


Rehogamos bien durante 5 minutos para que se evapore.


Pasado este tiempo espolvoreamos la mezcla con la cucharada y media de pan rallado.


Removemos bien durante un rato para que la salsa engorde. Cuidadin que con el pan rallado se pega más facilmente así que no dejeis de dar vueltas con la cuchara.

Añadimos las almejas, que sacamos de la tina con las manos, evitando tocar el fondo (si tenían arenas se habrán quedado allí) y escurriendo el agua entre nuestros dedos.


Ahora en vez de dar vueltas con una cuchara cogeremos la olla en peso y la moveremos para que las almejas y el sofrito se distribuya bien por la olla.
Repetiremos esta operación hasta que las almejas se hayan abierto completamente.

Es el momento de ponerlas en la mesa y servir acompañadas de un buen pan (sopearemos un montón) y de un buen vino blanco albariño.

¡Que aproveche!

Tito al moro.

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