El mes pasado, navegando por entre todos mis blogs de cocina favoritos entré en Mercado Calabajío como hago habitualmente y me encontré un estupendo y completo reportaje sobre los innumerables beneficios de las sardinillas en aceite de oliva. Como yo soy un poco (bastante) borrica en estos temas copiaré literalmente un parrafo de Carlos en el que explica cuales son los beneficios de este alimento:

«Y es que en este producto se uniría la alta proporción de vitamina D existente en el pescado azul, la gran dosis de calcio de la espina, las sales minerales propias de esta proteína de alta gama (fósforo, yodo, sodio etc), las grasas omega-3 y el ácido oléico tan beneficioso para nuestra salud. Por último las propiedades innatas del aceite de oliva, aderezo importante a la hora de adquirir este alimento en la tienda.

Dicen además que si esta maravilla la añadís a una improvisada ensalada repleta de tomate fresco y la aliñamos en vez de con vinagre con limón (y sin apenas sal), completaríamos las necesidades diarias más básicas del ser humano, es decir, ingeriríamos casi todas las vitaminas importantes (C, B, A, K, D, E) y la asimilación de un buen número de ácidos grasos poliinsaturados e hidratos de carbono propios del pescado azul y el aceite de oliva. También las maravillas propias del tomate como los bioflavonoides (Vitamina P) o el famoso Licopeno (pigmento rojo) etc.»

A pesar del trozo que le he copiado a Carlos directamente os recomiendo que os paseis, primero por el artículo de las sardinillas y que aprovecheis para echarle un ojo a un blog que, además de recetas, tiene unos consejos maravillosos. Yo estoy enganchada.

El caso es que según lo lei, me recriminé a mi misma el no comer nunca sardinillas en lata, la verdad es que solas no me chistan demasiado, así que me plantee de qué manera las podría comer, y claro, después de todos los consejos de Carlos me plantee añadirlas a las muy habituales ensaladas que me suelo preparar para cenar.

Además de las sardinillas y el tomate, que era el consejo de Carlos, yo le añadí lechuga, maiz (el toque dulce me gusta mucho), atún (combina muy bien con las sardinillas), brotes de soja (estupendos para el colesterol) y zanahoria rallada (rica y muy sana, tanto para la vista como para ponerse moreno en veranito).

Me gustó mucho la combinación y pienso establecerlo como costumbre, cada cierto tiempo una ensaladita con sardinillas.

Ventajas de esta ensalada: muy completa, ligera (estupenda como cena de la «operación bikini»), fresca, rica y muy buena para mis colesteroles….. Que más le podemos pedir??

Otra vez, gracias Carlos, a ti y a todo el Mercado Calabajío, por ese esfuerzo y dedicación con el que manteneis un blog impresionante.

Ingredientes:

– Tomate.
– Lechuga.
– Atún en aceite de oliva.
– Zanahoria rallada.
– Brotes de soja.
– Maiz.
– Una lata de sardinillas en aceite de oliva.

La preparación no tiene secretos. Se lavan los tomates y la lechuga. Se parten en un bol. Se pela y se ralla la zanahoria y se añade. Se añaden el resto de los ingredientes.

Yo esta vez por falta de tiempo aliñé la ensalada con vinagre y el propio aceite de las sardinillas, pero tengo otras combinaciones pendientes que prometo catar y publicar.

Biquiños!!!

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