El otro día preparó mi madre un pollo asado de estos de categoría, del que comimos los 3 en casa 2 días. Pero claro, el sábado todavía quedaba pollo y el domingo era el día de la madre, teníamos invitados y por tanto había que hacer algún otro menú especial. Y dijo mi madre, «pues no me apetece nada hacer croquetas….» así que le dije yo: «dejamelo a mi que ya llevo tiempo intentando probar una cosa….». Y esa cosa que ya llevaba yo con tiempo de probar son las obleas para empanadillas. Me encantan porque además de poder aprovechar restos de cualquier cosa quedas estupendamente en cualquier ocasión, tanto para una comida en familia como con más gente, porque están muy buenas.
Así que, imaginación al canto me puse manos a la obra (no sería muy justo decir manos en la masa…) y la verdad es que salieron 16 empanadillas buenísimas que le gustaron a todo el mundo.
Os dejo con la receta:

Ingredientes:
– 1 paquete de obleas para empanadillas.
– restos de pollo asado.
– 1 cebolla grande o 2 pequeñas.
– 1/2 pimiento rojo.
– 1/2 pimiento verde.
– 2 tomates maduros.

Lo primero será picar el pollo que vayamos a usar bastante pequeño (no tanto como si fuese para croquetas, pero pequeño).

 Ponemos 5 cucharadas de aceite de oliva suave 0,4º en la sartén a fuego medio alto (7 de 9 en mi vitro).

 Por otro lado pelamos y picamos la cebolla en trocitos pequeños como si fuese para empanada y hacemos lo mismo con los pimientos.
Cuando el aceite esté caliente echamos las verduras.

 Rehogamos hasta que la cebolla esté transparente.

 Entonces añadimos el pollo y mezclamos bien.

 Y añadimos los dos tomates pelados y cortados en trocitos.

 Rehogamos durante 10 minutos más hasta que el tomate se empiece a deshacer y retiramos del fuego.

Dejamos enfriar.
Ponemos papel vegetal sobre una bandeja de horno.

Vamos sacando las obleas para empanadillas y poniendo el relleno sobre la mitad de la oblea.

Con un pincel con agua pintamos el borde de la mitad contraria y cerramos la empanadilla, haciendo primero un bordecito hacia dentro con la parte que habíamos pintado y luego aplastando el borde con un tenedor para que se pegue bien.

Continuamos el mismo proceso hasta tenerlas todas.

 Precalentamos el horno a 200º y horneamos a esa misma temperatura entre 15 y 25 minutos hasta que estén doraditas (en mi horno, que es más lento que el caballo del malo, las tuve 25 minutos).

 Y voilà, listas para comer….. están deliciosas, pero eso sí, al día siguiente, aunque aún están buenas, habrán perdido un poco.

 Espero que os sea útil la receta, animaros.
Que paseis un buen fin de semana y…… Tito al moro!!!!

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