Bueno aquí va mi primera muestra del espectacular Taller de Empanadas al que tuve la oportunidad de asistir en Diciembre en casa de Pilar, de La Cocina de Lechuza.
La verdad es que según vi anunciados en su blog los talleres me apunté con los ojos cerrados (bueno vale, abiertos) y, teniendo en cuenta que me apunté a la velocidad de la luz (o eso creía yo) pillé la última plaza!!! Y es que la verdad, no me extraña que estén teniendo tanto éxito, Pilar es una maestra increible.
Yo me apunté, he de reconocerlo, no solo por aprender a preparar sus empanadas, que sí, pero más que nada, por tener la oportunidad de conocerla en persona.
Si alguno de los que estáis leyendo este post, no conoceis su blog, ponedle remedio inmediatamente pinchando aquí. Pilar es una cocinera espectacular que además tiene unas recetas de cocina gallega impresionantes, así que no dejeis de pasaros por su blog!!
Y allí me planté, y aprendí, cociné, degusté un par de empanadas deliciosas y conocí a un grupo muy majo de mujeres y a una persona maravillosa: Pilar.
A la vuelta del taller, me dispuse a ponerlo en práctica, y hoy por ti, mañana por mi y la casa sin barrer hasta hace un par de semanas, que empezamos con la de maiz.
Podeis ver la receta de la masa de Pilar, tanto de trigo como de maiz, pinchando aquí. El relleno lo preparé más o menos con su receta de la empanada de zamburiñas, que podeis ver pinchando aquí, solo que yo aproveché unas vieiras congeladas que había comprado mi madre.
Nada más, deciros que la empanada fue todo un éxito, lo cual no es de extrañar con tal maestra, y que os animeis que es una empanada distinta que suele tener muy buena aceptación.
¡Vamos a ello!
Ingredientes para la masa:
– 400 grs. de harina de maiz amarilla.
– 100 grs. de harina de trigo.
– 15 grs. de levadura prensada de panadería.
– 225 ml. de agua.
– 125 ml. de aceite de oliva.
– 7 grs. de sal.

Ingredientes para el relleno:
– 2 kg. de vieiras (las mías eran congeladas, hay que dejarlas descongelando la noche antes de preparar la empanada).
– 2 cebollas.
– 1 pimiento rojo
– 1/2 pimiento verde. (Pilar no le pone)
– 1 tomate rallado (no se lo puse).
– 1 cucharada de pimentón (dulce o mezcla de dulce y picante, a vuestro gusto, en mi casa el picante está restringido así que la mía fue todo de dulce).
– aceite de oliva suave 0,4º.
– sal.

En un cuenco amplio ponemos los dos tipos de harina y hacemos un hueco en el centro. Yo deshice la levadura en el agua templada y la puse en el centro. La sal la eché por la harina de los bordes, para que no tocase la levadura.

En el mismo centro ponemos el aceite.

Empezamos a juntar la harina con los líquidos del centro ayudándonos de un tenedor.

Cuando ya empiece a estar demasiado dura para el tenedor metemos la mano y amasamos hasta obtener una bola homogénea. Ojo que esta masa no es como la de trigo, cuando la amasas se quiebra, no es elástica. Si habeis hecho polvorones os recordará un poco a la masa.

Tapamos y dejamos reposar una hora. Empezamos con el relleno. En una sartén amplia ponemos el fondo de aceite de oliva suave 0,4º y la ponemos a fuego medio-alto (7 de 9 en mi vitro).

Cortamos la cebolla y el pimiento en trocitos.

Y los ponemos a rehogar en el aceite, salamos.

Rehogamos hasta que la cebolla esté transparente y el pimiento tierno.

Entonces añadimos el pimentón y removemos bien.

Cuando el pimentón esté bien integrado añadimos las vieiras.

Damos 3 vueltas suaves y apartamos la sartén del fuego. Dejamos reposar.

Encendemos el horno a 180º. Destapamos la masa y vemos que ha aumentado de volumen (el aumento no es tan espectacular como en las masas de harina de trigo).

Dividimos la masa en dos, untamos con aceite un mode rectangular para horno. Para extender la masa de maiz no podemos usar el rodillo, como acostumbramos con la de trigo, porque la masa se rompe, así que hay que ir a retales, cogiendo un pedazo de masa y aplastándola entre las manos. Una vez aplastada la ponemos en la bandeja, empezando desde los bordes hacia el centro. Con los dedos vamos uniendo los distintos trozos unos con otros.

Así hasta que tengamos todo el fondo cubierto.

Entonces escurrimos bien el relleno y lo ponemos sobre la capa de abajo.

Para la capa de arriba repetimos el proceso de arrancar porciones e ir aplastándolas con las manos. Luego vamos haciendo la tapa de arriba empezando también por los bordes hacia el centro. Pero, ¿como hago para pegar los distintos trozos de la capa de arriba, o las esquinas de la capa de arriba con la de abajo? Reconozco que fue mi momento favorito del taller, solté el típico «Ahhhhhhhhhhhhhh» jejejeje. Con un tenedor, vamos uniendo unos trozos con otros. Pasamos las púas del tenedor suavemente sobre la frontera entre un pegote y otro. Quedará con aspecto frankestein, pero es lo bonito de esta empanada.

Vamos pegando hasta que completemos toda la tapa de arriba (podeis ver bien el aspecto frankestein que da el truco del tenedor). Pincelamos la empanada con el aceite que sobró de escurrir el relleno.

Mi otro truco favorito del taller, cortar la empanada antes de hornear. Sí, la empanada de maíz ya va al horno cortada… Así que, cuchillo afilado en mano cortad como os parezca.

Luego horneamos a 180º durante 35 o 40 minutos hasta que la empanada esté dorada.

Dejamos enfriar y servimos.

Ya veis el aspecto. En casa fue un auténtico éxito, aunque viniendo de tal maestra, no me extraña en absoluto.

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