La verdad es que le estoy cogiendo el gustillo a preparar todos aquellos postres típicos de según qué época del año. Claro imaginaos en navidades que curre me entra… no habrá variedad ni nada.
Pero además el tema tiene un doble efecto muy perjudicial para la operación bikini (sí ya sé que aún falta mucho y que por ahora «winter is coming» pero yo ya me conozco y ahora por navidades que tal, carnavales que cual, semana santa de más allá…. y nos ponemos en julio sin saber lo que significa el término comida ligera…..), ¿a vosotros os gustan los mantecados de limón comprados? Es que todavía probé hace poco uno y me sabe a limón-artificial-que-lo-flipas….. Así que mejor para mi, que no me los como….
Pero claro, el tema cambia si los preparáis caseros con unos buenos limones, al utilizar la ralladura el aroma que le queda al mantecado es espectacular….. Quedan delicados y buenísimos, un bocado exquisito.
Os diré que estos mantecados ya probé a prepararlos el año pasado, y no terminaba de pillarles el punto, pero básicamente era por el horno. Siguiendo esta receta tal cual han quedado perfectos, la receta definitiva vamos.
Darle las gracias al autor de la receta, escritor del blog El plato típico, que en una misma entrada aglutinó varias recetas de dulces navideños que podéis leer pinchando aquí.
Garantizaros que esta receta es un éxito, es muy fácil de hacer, aunque haya que tostar la harina en paso previo y eso ralentice el proceso, se conservan muy bien…. por lo que podéis hacerlos un par de días antes de consumirlos y resultan uno de los postres más ricos y delicados que hayáis probado.
Probad la receta y ya me diréis……

Ingredientes (depende del tamaño, a mi me salieron sobre 30 mantecados):

  • 250 grs. de manteca de cerdo.
  • 550 grs. de harina.
  • 250 grs. de azúcar glas.
  • Ralladura de un limón.
  • Semillas de sésamo para decorar.
Lo primero será tostar, horas antes o el día antes la harina. Yo lo hago con el horno en función arriba y abajo a 150º. La tengo sobre una hora y cuarto y la muevo cada 10 o 15 minutos (sí, según lo entretenida que esté, me habéis pillado….).
Una vez la harina ha cogido un color ligeramente marrón (repito, ligeramente) la retiramos del horno y la dejamos enfriar. Yo procuro tostar la harina el día antes de hacer los mantecados, pero a vuestro gusto.
La manteca la sacaremos de la nevera un par de horas antes de preparar la receta para que se ponga a temperatura ambiente.
En un bol ponemos la manteca, el azúcar glas y la ralladura de limón (sólo la parte amarilla, no os emocionéis rallando). Mezcláis como queráis, yo en este caso lo hice con la pala del robot batidor, pero ya he probado con una cuchara y también la versión «jamie-oliver-me-gusta-enguarrarme-las-manos»…. Funciona de cualquier manera.
Cuando esté bien integrada añadís la harina. Aquí depende de qué método uséis, si es con le batidor añadidla poco a poco, si es con cuchara podéis añadirla de golpe y si es con las manos también de golpe. En cualquier caso os confirmo que el momento Jamie Oliver es inevitable.
Después de mezclar durante un rato conseguiréis una textura parecida a unas migas…. probablemente en este punto os acordéis de todos mis muertos y de alguien más…. pero os juro que salen…. Simplemente es el momento de meter las manos y darle mimos.
Con el calor de las manos la manteca se va integrando y acabamos obteniendo una bola que se resquebraja facilmente y se le desprenden migas a todo rato…. pero una bola al fin y al cabo.

Felicidades, ha terminado el amasado.

Ahora queda aplanar la bola un poco con las manos, meter entre dos papeles de cocina y pasar el rodillo con cuidado hasta obtener una capa del mismo grosor del que queráis los mantecados, en mi caso eran de 1,5cm o incluso 2 cm.
No os preocupe demasiado que la masa se abra en los extremos, es normal, se pega muy bien con las manos.
Con vuestro cortador favorito vais cortando la masa (yo usé uno redondo normal pero si no tenéis ninguno una copa de champán o vaso estrecho os hace las funciones divinamente). Para sacar los mantecados primero retiráis los extremos de masa sobrantes y cuando ya tengáis acceso abierto a cada mantecado lo sacáis con cuidado.
Con los retales volvéis a hacer un bola y repetís el proceso. Así hasta acabar la masa. Al último pegote que os quede le hacéis la forma vosotros con las manos, pero ni se os ocurra tirarlo, porque no sea el más bonito ni el más redondo no se le puede descartar, lo entenderéis cuando los probéis…..
Decoramos los mantecados con semillas de sésamo.
Precalentamos el horno, función calor sólo arriba, al máximo (250º en mi horno).
Cuando esté caliente metemos los mantecados y dejamos entre 4 y 8 minutos el tiempo suficiente para que se les doren los bordes. Mucho cuidado en este punto, porque vas a verlos el minuto 2 y están como cuando los metiste, minuto 3 igual…. así hasta el 7 que todavía hace unos segundos que saliste de la cocina y los tíos decidieron dorarse en cero coma….. Así que estad atentos!!! Solo con que se doren los bordes vale.
Retiramos del horno y dejamos enfriar. Y listos para comer.
Podéis guardarlos en casi cualquier sitio, el mantecado es un postre que aguanta muy bien la conservación, pero si tenéis un caja de hojalata, fantástico.
Si ya queréis regalarlos lo ideal sería envolverlos en papel de seda amarillo, le da un punto. Cortáis cuadrados de papel de seda y envolvéis cada mantecado de manera individual. Los guardáis en una bolsita o caja elegante y son un regalo perfecto.
Nada más amigos, de verdad os recomiendo esta receta, si a vuestra familia y/o amigos les gustan estos dulces veréis como os los alaban.
Me despido de vosotros, no sin antes desearos un feliz 2015, en el que podamos seguir compartiendo recetas, risas y anécdotas. 
Sed buenos, y disfrutad a tope…… que «Hay que andar que también anda el Alsa….»
Tito al moro!!

Pin It on Pinterest

Share This