El otro día, tuve que entrar por trabajo en una ferretería, donde me encontré de frente con un molde para flores. Me pareció la señal perfecta para dejarme de excusas y ponrme a hacer flores, así que lo compré (5€) y este fin de semana me puse manos a la obra.
Tengo que deciros que me sorprendió muy gratamente la receta. No solo por lo buenísimas que están (eso sí, hechas del mismo día o como mucho al día siguiente, de más se reblandecen), sino por lo sencillas de hacer que resultaron. Si como yo le teníais algo de respeto a la receta lanzaos en plancha, os aseguro que no tenéis nada que temer. La única pega que le encuentro es la cantidad de aceite que se gasta.
Por cierto que las flores de carnaval son una de las recetas más típicas del entroido gallego, junto con las filloas y las orejas. Ya os he contado, en esta receta de filloas, un poco sobre las costumbres gastronómicas del entroido gallego, todo ello sacado del mismo libro de donde he sacado la receta para estas flores:
«Repostería en Galicia», de Fina Casalderrey y Mariano García. Es un libro que me encanta, trae todas las recetas de la repostería típica gallega, tanto general como de cada localidad en particular, además de explicaciones y anecdotas sobre la gastronomía gallega. Os lo recomiendo encarecidamente, solo le pongo dos pegas; una es que viene en gallego, aunque creo que es bastante sencillo de entender, y la otra es que no tiene fotos.
Poco más os digo, os dejo con la receta de las flores para que empecéis a carnavalear, si tenéis pensado hacer orejas o filloas os dejo también con mis recetas:

Ingredientes (salen unas 16 flores):

  • 1 huevo grande o 2 pequeños (yopuse 2 M)
  • 1/4 l de leche
  • 150 grs de harina y una cucharada sopera a mayores.
  • uns pizca de sal
  • ralladura de un limón (solo la parte amarilla)
  • aceite de girasol u oliva suave para freír

La receta no puede ser más fácil. Ponéis todos los ingredientes, excepto el aceite en un bol y batis hasta obtener una crema fina sin grumos.

Ponéis el aceite en una olla o sartén a fuego alto (yo en la vitro lo puse al 9 de 9). Escoged el aparejo en cuestión de manera que os de la profundidad del aceite para sumergir el molde de las flores.
Si utilizáis aceite de oliva suave poned dos cortezas de pan grandecitas al aceite en frío. Con esta operación matáis dos pájaros de un tiro: por un lado le quitáis un poco de ese sabor fuerte que tiene el aceite, y por otro controláis la temperatura de éste; cuando las cortezas estén doradas es que el aceite está listo.

Cuando el aceite esté caliente bajamos la temperatura del fuego (yo lo puse al 7 de 9 en mi vitro) y sumergimos el molde para flores limpio en él jejándolo un rato para que se caliente.

Sacamos el molde del aceite sacudiéndolo ligeramente para quitar el exceso de grasa y sumergimos en la crema sin que ésta llegue hasta el borde de la parte superior (lo veis en la foto) para que las flores se despeguen facilmente.

Sacamos de la crema sacudiendo también un poquito y sumergimos el molde en el aceite. Esperamos unos segundos y levantamos el molde ligeramente. Si todo ha ido bien la flor debería despegarse sin dificultad para seguir friéndose.

Cuando se haya dorado por un lado le damos la vuelta y la doramos por el otro. Mucho cuidado que por el otro lado se doran muy rápido, estad pendientes.
Para volver a hacer otra flor repetimos la operación: primero metemos el molde en el aceite caliente unos segundos para que coja temperatura y luego lo sumergimos (no del todo) en la crema para luego meterlo en el aceite. Y como dirían mis profesores de facultad: «y así sucesivamente».
Por cierto que alguna bolita de masa se desprenderá y se quedará flotando en el aceite. De vez en cuando retiradlas con una espumadera, que sino se churruscan mucho y os dan mal sabor al aceite.
Las flores ya fritas las retiramos a un papel absorbente (yo las paso siempre primero a un escurridor y luego a un papel absorbente) para quitarles el exceso de aceite.
Una vez frías se espolvorean con abundante azúcar glas (recordad que la masa no lleva azúcar).
Os recomiendo hacer la cantidad de flores más o menos adecuada para comer el mismo día que las hacéis o al día siguiente como mucho, porque después la masa se pone «gomosa» y no están nada buenas. Eso sí, las flores hechas de ese mismo día son la perdición.
Ya me contaréis si os animáis, yo les tenía miedo y os aseguro que es la receta más sencilla de todas las de postres de entroido, así que no le tengáis miedo.
Que paséis una buena semana y un feliz entroido. Tito al moro lechones…..

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